Primero conocí sus pies. Descalzos y terrenales asomaban bajo su paraguas.
Largo el viaje e intensos los “ríos” que cruzó para llegar a mi.
Gracias!
Entró con pájaros, los más hermosos que vi.
Es un torbellino que remonta vuelo cada vez que habla. Arrebatada, apasionada, impetuosa
–como la lluvia que me la trajo aquella tarde-.
El mate iba y volvía como queriendo volver a su sonrisa abierta, al imán de sus ojos oscuros.
Sencilla, generosa, gestual … buena gente!
Los pájaros naranjas de su mundo hicieron nido en casa. Como ella en mi corazón!
Fue un verdadero placer conocerte, Ro!